La aventura europea de nuestro pequeño ajedrecista comenzó el 3 de septiembre con un complicado viaje en tren Málaga-Madrid que a causa de la DANA se alargó 9 horas más de lo previsto e hizo presagiar un retraso definitivo, que acabara antes de empezar, con la participación europea de Pablo. Finalmente, tras un largo viaje de dos días, Rumanía se hizo realidad y conseguimos la primera victoria del torneo por el simple hecho de poder tomar parte en el mismo.
Las expectativas de nuestro sub-8 eran altas partiendo en el ránking inicial 7, pero la realidad de la pasada edición le hacían mantener los pies en la tierra para ir remando paso a paso. Entre los objetivos, el más ambicioso de ganar, los no menos ambiciosos de obtener medalla, y los también complicados Top-10 y no perder ELO en un torneo con rivales de ELOs bajos que nada que ver tienen con su fuerza de juego real.
Primer tercio del torneo, con dos victorias de inicio, pero con un juego algo precipitado que se tradujo en una dolorosa derrota en la tercera ronda, frente el a la postre campeón, en una partida en la que Pablo no cobró su ventaja, que se resolvió en un final de igualdad en el que asumir el riesgo por ganar se convirtió en derrota.
Pasada la página, llegaba el segundo tercio del torneo, donde había que poner remedio a esa precipitación y que volviera la calma y capacidad de cálculo habituales. En eso llegó una balsámica victoria con un buen juego pero algún despiste que hacía presagiar que algo estaba fallando... y el error volvió a llegar con unas tablas en la quinta ronda en la que la simplificación en exceso acabó con la ventaja de Pablo, y una derrota en la sexta ronda, por un peón que quedó en el camino en la apertura, convirtió la partida en insalvable y limitaba considerablemente los objetivos marcados.
El Campeonato mostraba su máxima dureza a nuestro campeón que llegó a posicionarse 28 clasificado a falta de un tercio del torneo, muy lejos de las expectativas iniciales. Había dos opciones: bajar los brazos y dejarse llevar en el tramo final del torneo, o apretar los dientes y sacar a luchar al guerrero. Los que conocemos a Pablo sabemos que la primera no era una opción y apareció su brillantez para ganar en ronda 7 y 8, no sin esfuerzo, subiendo a la posición 13, y soñando por los dos objetivos que quedaban en el horizonte. Pero una partida muy precisa de su último rival castigó un mal plan en el tramo final de la partida dejando a Pablo en el puesto 18, algo alejado de las expectativas, pero que no deja de ser un logro destacable para nuestra joven promesa, que vuelve de Rumanía con un balance muy positivo y con grandes aprendizajes, en busca de nuevos objetivos para seguir creciendo.
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